En Hebreos
11:1 vemos la definición más concisa de FE: Es, pues,
la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Y es
aquí cuando el mundo comienza derrumbarse ante la magnitud y dimensión de lo
que ello significa realmente.
Durante
toda mi vida he asumido y vivido sobre conceptos equívocos de mi “fe” sobre
algo. En mí peregrinar por la senda que DIOS ha puesto a mis
pies, he venido desarmando como quien quiere reconstruir algo de manera
diferente, todos esos argumentos que hicieron posible ese sentir y que en
muchos aspectos generaron confianza y seguridad en mí. Ahora, no se trata de
socavar bases sobres las cuales está cimentada mi vida o la de los demás, hallé
que nada de eso existía y que lo que creía que era, no era, pues nada es sin
fundamento sino en EL.
Por ello,
cuando observo este pasaje de 2
Corintios 5 “Examinaos
a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os
conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis
reprobados?”
Valido
aquello que ahora sostengo y reconozco, que todo debe ser creado, no
reconstruido como lo pensé alguna vez, a fin de probarme a mí mismo. Bien lo
decía Pablo en 2 Corintios 8 “Porque
nada podemos contra la verdad, sino por la verdad”.
Y es que
esa verdad que brota con fuerza y sin control en nuestros corazones azotados
por el pecado, el Espíritu Santo obra haciéndola manifiesta mostrándonos
nuestra necesidad de asirnos a ella misma (a la verdad) a fin de construir los
nuevos lineamientos que nos permitan alcanzar la justicia de DIOS declarada.
Tal como nos sigue mostrando Pablo en Romanos 21” … se ha
manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los
profetas; 22 la justicia de Dios por medio de la fe
en Jesucristo, para todos los que creen en él...”
Y entonces
me encuentro en Romanos 27 “¿Dónde,
pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras?
No, sino por la ley de la fe”, y corroboro que eso, mi jactancia, ha
sido “excluida”, he quedado por fuera, se han desmitificado mis supuestos
cimientos y “descubro” lo que en Romanos 28 dice: “…el hombre es justificado por
fe sin las obras de la ley.” Y tal vez, al menos en mí, siento
que Jesucristo me dice: “…dura
cosa te es dar coces contra el aguijón” Hechos 5. Porque, que
duro ha sido entender, vivir, sentir, que mi FE, no es mí, sino
en EL. Por ello y tal vez percibiendo lo que Pablo sintió en esos
momentos, guardando las debidas proporciones, digo temblando, Señor,
¿qué quieres que yo haga?
Comentarios
Publicar un comentario